Manuel Otero Ramos se fijó un objetivo, no como un sueño sino como algo posible de realizar. En simultáneo con sus estudios comenzó a trabajar en el rubro de bienes raíces. Esto le permitió intervenir en importantes negocios de la actividad vitivinícola, en los que se elaboraban excelentes vinos.
Don Manuel siempre se destacó por su fuerza y empeño, y actuó con particular énfasis en cada actividad a su mando. El éxito en la actividad le dio la oportunidad de viajar por el mundo representando a Mendoza. En esos viajes se apasionó con la mística especial de las bodegas y viñedos de España, Francia, Italia y el Napa Valley de California, en los que enriqueció sus conocimientos vitivinícolas.
Desde hace cuatro décadas, se decidió a concretar esta ilusión. Surgió entonces este ambicioso proyecto. A fines de los 90 adquirió una importante parcela de ricas tierras en Luján de Cuyo, primer zona vitivinícola de Mendoza, cuna de los más grandes vinos argentinos y único lugar en el mundo con DOC para el Malbec.
Con el nuevo siglo, junto a su mujer e hijos, continuó con la concreción de este proyecto, cuya impronta desde siempre fue la pasión y la firme convicción de dejar huella para las próximas generaciones.