La historia del café se remonta al siglo XII en Etiopía cuando un pastor llevaba sus cabras a pastar, estas comieron un fruto que las enloqueció
de golpe. Así descubrieron el fruto con cáscara roja que escondía el prodigioso grano de café. Luego se extendió por Oriente hasta que llegó hasta un sabio sufí que al probarlo le pareció asqueroso y amargo por eso en un acto intempestivo lo arrojó al fuego, al sentir el aroma del café tostado sucedió el milagro. Por eso dicen que las órdenes sufíes utilizan desde entonces el café para sus largas oraciones nocturnas.