La historia de Bodega Krontiras es un viaje apasionante que comenzó en 2005 cuando Constantino y Silvina Krontiras, amantes del vino, se
enamoraron de Mendoza y decidieron invertir en Argentina, con la visión de dejar un legado para sus hijos, descendientes de Grecia. Su sueño se
concretó con la asesoría del enólogo Panos Zoumbolis, quien les ayudó a adquirir fincas que representaran lo mejor de Mendoza.

La primera finca adquirida en Maipú fue seguida por una finca en Lunlunta, que había estado abandonada desde 1958. Aquí, se implementó la
agricultura orgánica, priorizando alimentos saludables sin fertilizantes químicos. La bodega se diseñó armoniosamente, integrándose naturalmente
con el viñedo, basándose en principios biodinámicos y geometría sagrada, gracias a la visión de los arquitectos Fernando Klein y Silvina Macipe.

Producir vinos orgánicos no es tarea sencilla, pero la certificación orgánica y biodinámica de Bodega Krontiras refleja su compromiso con la
excelencia y la sostenibilidad, un testimonio de su amor por el vino y el respeto por la tierra y la tradición.