Después de derramar la belleza de las cumbres nevadas, cauces del deshielo de los Andes bañan nuestras tierras, las protegen y las enmarcan en un paisaje de ensueño, cuya seducción resulta irresistible. Allí respetamos la historia y la naturaleza, los frutos que dan luz a este vino de amable pasión, pensado para acompañar buenos encuentros y saciar la sed de emocionarse.
Argentina, Mendoza y Luján de Cuyo marcaron nuestra vida y decidimos homenajear a esta tierra poniendo en valor una finca histórica. Generamos un equipo de grandes profesionales locales para crear vinos que representen nuestra pasión y amor por nuestros orígenes.